INCEPTION

 



I N C E P T I O N

Una de mis películas favoritas se llama “el origen”, una película donde Leonardo DiCaprio, Joseph gordon-levitt (a quien siempre confundo con James McAvoy o “señor tomnus”), junto con otros personajes se ven en la tarea de implantar una idea en la mente de una persona, una película muy interesante y un tanto subjetiva que te deja unas noches sin dormir intentando adivinar el final. Pero esta película me enseña algo que debemos tener en cuenta como cristianos: Una idea plantada en tu corazón puede cambiarte la vida para bien o para mal, aún si esa idea no nació de ti.

Cuando tenemos un nuevo nacimiento, comienza en nosotros el deseo de agradar a Jesús, por ende, nos alejamos de las cosas que sabemos que no le agradan: el pecado, las actitudes incorrectas, los malos hábitos, las amistades incorrectas, la música que oímos; entre otros, sin embargo, creemos que con esto estaremos libres de las tentaciones y libres de caer. Sin embargo, pocas veces le ponemos la atención a lo que más debemos de guardar: la mente.

Grey Barnhouse dice: “hay una batalla feroz que se libra las veinticuatro horas del día, es la batalla por su mente, y esa batalla es feroz, intensa, implacable e injusta, por que Satanás nunca juega limpio. La razón por la que es tan intensa es por que su mente es su mayor atractivo”. El enemigo sabe que sin importar qué tan decidimos estemos por seguir a Jesús y vivir una vida recta, si él logra implantar una idea de pecado, rebeldía u odio dentro de nuestros pensamientos, tiene la batalla ganada, pues esa semilla germinará hasta dar su fruto.

El apóstol pablo dice en su carta a los Romanos 8:5 “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”. La batalla de la mente es primordial en la vida del cristiano, como líder y personalmente he podido constatar que la raíz del pecado no está en la acción o en las oportunidades que tienes para caer, sino en lo rendido que está mi pensamiento al deseo por el pecado. Entonces, no importa qué tanto me comporte como cristiano, si mi mente no se actúa de igual manera, tarde o temprano terminaré por caer de nuevo.

Ahora, en 2 de Corintios 10:3-5 el apóstol nos da detalles de cómo vencer la batalla que está en la mente. “ 3 Pues, aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; 4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”

Hay 2 palabras claves en este pasaje:

Cautivo. - aijmalotízo que significa “controlar, conquistar, poner en sumisión”

Obediencia. - jupakoé que significa “poner en sumisión, poner bajo control”

Debemos someter nuestra mente a la obediencia de Dios, nótese que, a pesar de haber tenido un nuevo nacimiento y corazón, la mente y los pensamientos son carnales y están mas balanceados hacia el pecado y los deseos, por lo que debemos doblegarlos y someterlos a Dios. No es un proceso fácil, o que sucede de la noche a la mañana, pues siempre se nos ha dicho “cree en ti mismo”.

Rick Warren dice “naturalmente, sentimos que, si pensamos algo, debe ser cierto por que proviene de nuestro interior; pero solo por que piense algo no quiere decir que sea verdadero”. Tenemos que entender que nuestra mente está distorsionada y corrompida por la vida que hemos llevado, por la constante práctica del pecado, influenciada por el estatus de vida actual y que ésta es más carnal que espiritual por lo que no debemos confiar en nuestra mente o pensamientos, bien dice el profeta Jeremías: “engañoso es el corazón del hombre, ¿Quién lo conocerá?”.

La solución está en ver a Jesús: Hebreos 12:2 “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe...”, no basta con orar solamente y leer la Biblia una vez al día, mi relación con Dios no puede ser sólo un pequeño momento en el día. La mirada de mi corazón debe estar puesta en Él durante todo mi día y durante toda mi vida, sin dejar de mirarlo, cada vez que venga a mi mente un pensamiento de pecado, o en caso de que caiga en pecado, tengo qué hacer como los israelitas que eran mordidos por una serpiente (números 21), quienes volteaban su mirada a la serpiente de bronce y eran librados de la muerte. Nosotros miramos a la cruz, no a una imagen, sino con nuestros corazones fijados en ÉL, y mientras más miramos su rostro, más somos transformados a su imagen, A.W Towser dice: “creer, entonces, es dirigir la atención del corazón hacia Jesús. Es levantar la mente para observar al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y no dejar de contemplarlo por el resto de nuestra vida”.

Sabes, la batalla por la mente es la más difícil pero la más personal, es necesario tomar decisiones que nos ayuden a pensar más como Jesús. Una de las cosas que yo hago es oír la Biblia hablada cuando corro, o en los momentos en los que voy en transporte; de igual manera me he puesto el reto de aprender más Biblia, por lo que memorizar versículos es algo que ayuda mucho. Cuando vengan pensamientos incorrectos bastará con tratar de recordar el versículo que estás memorizando y eso enfocará tu mente en lo correcto.

Dejar por un momento las redes sociales y leer ayuda mucho (entre mis autores favoritos está A.W. Tozer, Charles Swindoll y John Piper), y sobre todo, al despertar orar pidiéndole al Espíritu Santo que someta mis pensamientos y deseos a Su Voluntad.

Un saludo, Adoniram Tun

 




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