¿CÓMO SABE DIOS QUE LE AMAS?




 ¿Cómo sabe Dios que le amas?


Dios amó tanto al mundo que decidió desprenderse de lo que más amaba, su único Hijo. La pregunta es: ¿Qué es lo que más amas Tú? Pues sin entrega, sin dolor, no hay evidencia de amor alguno, y como dice un dicho: “amor con amor se paga”. El lenguaje de amor de Dios fue la muerte de Cristo, ahora esa es la misma medida de amor que Dios espera de Ti.

2 Corintios 5:15 dice: “Por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”. Amar a Dios involucra gran parte de ti y cuando digo “gran parte”, me refiero A TI por completo. Vuelvo a preguntar: ¿Cómo sabe Dios que le amas?

En mis apenas 23 años de edad, he puesto en evidencia mi amor por Dios de muchas maneras, algunas veces ejerciendo la obediencia y otras veces con grandes sacrificios. Los momentos más difíciles de mi vida se han convertido también en los más satisfactorios, como cuando Abraham estuvo apunto de ofrecer a Isaac y Dios dijo: “no lo hagas porque ahora conozco que me amas”. En mi caso Dios no me ha dicho “detente” (jaja) pero al igual que Abraham he puesto en evidencia mi amor por Él, entregando pecados, absteniéndome de ellos, desprendiéndome de buenas oportunidades, sueños y fuertes lazos sentimentales. No hay satisfacción más especial que el dolor de la auto-negación por aquel que me amó primero. Por ahora me encuentro sin nada más que ofrecer; despojado de mí, tal y como Dios me necesita.

Pero entonces, ¿Por qué no todos amamos a Dios como deberíamos? ¿Por qué nos conformamos con palabras, si su amor fue de hechos? La Biblia dice que amemos como Cristo amó a la Iglesia, con entrega y sacrificio. ¿Habrá algún argumento que esté opacando tu amor por Dios? Si es así, es tiempo de definir el lugar de tu corazón. Si te entregas serás un sacrificio viviente, un mártir activo del Evangelio; si no lo haces, tus palabras se quedarán siempre cortas, nunca serán suficientes para demostrar tu amor.

Y a ti, amigo lector, que lo haz dejado todo por Cristo, te digo: continúa hacia adelante, ejerce tu amor y recuerda: Dios es quien te ciñe de poder, el Espíritu Santo es tu consuelo y Jesús tu mejor amigo. ¡Esfuérzate y sé muy valiente! Porque largo camino te resta, ¡Más amor!, ¡Más entrega!, ¡Más obediencia!, ¡Más sacrificios!, ¡Más muerte! Y nunca nada de esto será en vano, “porque no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo y en el siglo venidero la vida eterna” [Marcos 10:29-30].

El amor es sufrido.

Roberto Uzi




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